30 de mayo de 2007
Para NANI de Stokker recibido a las 18:30
Hay gente, como Nani, que no aprenderá nunca. No son capaces de sacar enseñanza de los errores cometidos ¡y así les va!. Si ganan, siempre es por méritos propios. Si pierden, en cambio, siempre encuentran justificación en alguna oscura maniobra del contrario, a quien consideran enemigo. No, todo es mucho más simple, la gente,el votante, es mucho más sencilla. Ahora mismo, en Madrid, con los resultados de las elecciones municipales, está pasando lo mismo: algunos socialistas se empeñan en descubrir por qué si los madrileños son sociológicamente de izquierdas es posible que arrase, una y otra vez, Gallardón; ¿será por alguna turbia conspiración?. Pues no. Simplemente es porque el elector analiza el trabajo del político desde el día siguiente al de las elecciones y no sólo tiene en cuenta los últimos cuatro meses como alguno, equivocadamente, cree. Es un problema de gestión, de buena o mala gestión. A los alcaldes, sobre todo si hablamos de los núcleos de población pequeños, donde todos nos conocemos, no se les vota, en general, por afinidades ideólogicas, si no que lo que pretendemos es que nuestras calles estén limpias, los jardines arreglados, que nuestras calles aparezcan sin baches, queremos dar una buena imagen al forastero, que nuestros hijos no necesiten marcharse lejos para encontrar trabajo... y todo esto no es de izquierdas ni de derechas. En estos pueblos, donde todos nos conocemos, y donde cuenta tanto la buena o mala gestión como los gestos, el ciudadano no quiere políticos arrogantes, soberbios, engreídos y poco dialogantes porque, tarde o temprano, hay que pagar factura, una factura muy alta. El político que olvida que cada cuatro años tiene que revalidar, con nota, su mandato está irremediablemente abocado al fracaso. Y en los pueblos se analiza todo, absolutamente todo. La gente comenta en las tiendas, en la calle... Las emisoras de radio tienen mucho poder, pero el boca a boca tiene, afortunadamente, infinitamente más poder. Y a veces aparece un político nuevo que consigue ilusionar con un discurso sencillo que la gente entiende. Y cuando este nuevo político se tiene que enfrentar a mil y una dificultades y mil y una zancadillas para conseguir el lícito objetivo de darse a conocer, los ciudadanos simpatizan y se solidarizan con él. Recuerda, Nani, las mayorías absolutas se pierden por errores propios y rara vez por méritos del contrario.
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