MENOS GOLPES DE PECHO EN ESTA SEMANA SANTA (Alberto Cortés González)
Los jerarcas de la Iglesia Católica llevan siglos abusando de su poder, y no sólo en clave sexual, para someter y amedrentar a los más indefensos. Esto no quiere decir que no haya personas muy implicadas en las enseñanzas de Jesucristo en esta misma confesión religiosa, pero precisamente no debemos caer en la trampa de que estas buenas acciones nos distorsionen la realidad, y nos impidan hacer justicia contra los delitos que cometen ciertos miserables con sotana o con mitra.
En las últimas semanas los casos de abusos sexuales por parte de curas u obispos contra niños se están multiplicando, y salen a la luz mediática como setas. El Vaticano, en lugar de poner orden y hacer justicia, se defiende bajo el argumento de que existe una campaña contra la Iglesia Católica. No se equivoque señor Ratzinger, si existe alguna campaña, esta sería una contra el delito y los abusos.
Este argumento que el papa alemán pone sobre la mesa es delictivo y provocador. Del mismo modo, los delincuentes podrían ladrar mañana, por ejemplo, que hay una campaña de desprestigio contra el hurto y la apropiación indebida. Por un momento, se me olvidaba que eso ya lo está manifestando el PP a propósito de sus casos de corrupción. El problema es que hay personas de buena fe que se tragan estás barbaridades y son víctimas de la demagogia rastrera y de los intereses más sucios de los seres humanos.
La cobardía es otro rasgo de este Papa, quien es acusado de encubrir estos delitos, y que ante la posibilidad de ser llamado a los tribunales, su equipo jurídico alega que eso no es posible porque tiene inmunidad por ser jefe de Estado (más de 170 países tienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, al que reconocen como país soberano y al Papa como su cabeza política). Que el Papa sea Jefe de Estado es anticristiano de entrada: Jesús de Nazaret dijo “mi reino no es de este mundo”.
La cuestión es que la Iglesia Española, precisamente en esta semana de Pascua y misticismo, quiere pasar de puntillas por este asunto, mientras inundan las calles de fervor religioso, sacrificios y autoflagelaciones. No estoy muy seguro de que Jesús, el que nació en Belén, viese con buenos ojos que los seres humanos se hiciesen daño en honor a su sufrimiento. Pero eso es tema de otra discusión.
No me malinterpreten, por favor, estoy a favor de que ocupen la calle con procesiones (como lo podemos hacer cualquier otro colectivo), pero lo que sí les pido son menos golpes de pecho y más determinación contra los abusos sexuales, menos golpes de pecho y más cumplir el Evangelio, menos golpes de pecho y más compromiso social, menos golpes de pecho y más respeto con la moral de las personas. Al fin y al cabo, menos Iglesia Católica y más Jesucristo. Farsantes de púlpitos y sermones vacíos.
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