17 de abril de 2010

POLÍTICA NACIONAL: DISTINTAS MANERAS DE ENTENDER LA DEMOCRACIA

GANARON CON LAS ARMAS PERO NO CON LA RAZÓN (Alfonso Cortés 17-4-10)

Esta semana se ha cumplido el 79 aniversario de la proclamación de la II República Española, sistema político legítimo y constitucional, derribado por las armas del ejército golpista del General Franco entre 1936 y 1939. Parece que ha llovido mucho desde esa época, y aunque lo haya hecho meteorológicamente, desde el punto de vista histórico, parece ser que tampoco hemos avanzado tanto.

En nuestro país cada vez es más evidente que el principal partido de la oposición (claro candidato a partido de gobierno) saca a relucir sus raíces, y se muestra como un partido política y sentimentalmente unido al Franquismo (sus fundadores eran reputados políticos de la dictadura). A veces, se nos olvida que la dictadura de Franco fue un régimen fascista, no por nada, sino porque cumplía todos los requisitos para serlo, ya que estaban suspendidas las Libertades Civiles, existía un partido único, se demonizaba a la Democracia, se disponía de un Sindicato Vertical, y se violaban los derechos de un pueblo mediante una fuerte represión y una brutal persecución política de las ideas y maneras de vivir. Estas características también las cumplían del mismo modo la Alemania de Hitler o la Italia de Mussolini.

Por tanto, que tengamos un PP (que se sustenta en gran parte sobre el franquismo sociológico) que pretende blindar las responsabilidades de nuestra última tiranía, es terriblemente peligroso. Es como si en Alemania, el principal partido de la oposición y con claras posibilidades de ganar las elecciones, fuese un partido llamado (supongamos) Volks Partei (fundado hipotéticamente en 1989 a partir de pequeños partidos de antiguos políticos de Hitler), cuyos fundadores de cabecera fueran destacados ministros nazis como Goebbels, Hess o Speer, y al frente del cual a modo de estandarte y como presidente honorario (como un tal Fraga en nuestro país) tuviesen a un todavía vivo y senil Joseph Goebbels, quien además durante los 90 gobernaba el Länder alemán de Renania del Norte-Westfalia, su tierra natal. ¿A qué choca? Pues esa de alguna forma parece que es nuestra triste historia.

Y que no nos vengan los populares con monsergas sobre Stalin o Fidel, ya que todos los demócratas condenamos el recorte de libertades y atropellos contra los Derechos Humanos de todas las dictaduras, y reconocemos a todas las víctimas, sean del color político que sean. Y más vale tarde que nunca: ya es hora de que Partido Popular condene al franquismo. Mientras esto no suceda, aún le quedan por recibir a los de Rajoy muchas lecciones de Democracia, de Política y de Derechos Humanos, pero muchas.

¿De qué sirve que a Rajoy se le llene la boca cuando habla de Derechos mientras niegan el derecho de miles de españoles a saber qué pasó y dónde están los restos mortales de sus familiares cercanos? De nada, simplemente sirve para evidenciar una vez más el grado de demagogia y falsedad que se gastan en Calle Génova, 13. ¿Es tan difícil que un supuesto partido demócrata como el PP condene una dictadura y apoye las aspiraciones legítimas de cualquier hijo de saber dónde está el cadáver de su padre? Hable claro señor Rajoy: ¿les niega ese derecho a millares de familias españolas?

Esto viene a evidenciarnos que la Transición a la Democracia en nuestro país aún no ha sido completada, y que necesitamos una Segunda Transición porque no todos los vestigios de la dictadura han sido depurados de las más altas instancias del poder. Del mismo modo que en la Primera Transición se normalizó el Poder Legislativo, se redactó una Constitución y se depuraron las Fuerzas Armadas, en esta Segunda Transición queda por reformar el Poder Judicial (descaradamente anclado en el pasado), y conseguir que todos los partidos con aspiraciones de gobierno por lo menos sean demócratas (para que nos den seguridad a todos los ciudadanos de que respetan las reglas de juego), y se desmarquen del Franquismo. Si un partido que puede llegar a gobernar no condena la violencia de nuestro régimen anterior, es normal que muchos sintamos miedo al tener dudas sobre el respeto profundo que puedan sentir estos señores por las libertades, la convivencia y respeto entre ciudadanos.

Es cierto que históricamente en España pesa mucho en que el fascismo venciera por las armas en 1939, y muriese plácidamente en un lecho con el poder político intacto. Pero este hecho histórico no puede servir para que esa victoria violenta de hace 6 décadas pretenda delimitar y encasillar nuestro presente y nuestro futuro, ya que eso ni convence (como dijo Unamuno) ni es razón política suficiente.

El acoso que está sufriendo Garzón es un atropello a las propias aspiraciones democráticas y a la Verdad en nuestro país, que está teniendo una respuesta firme y de asombro en el resto de los países democráticos (incluso se abre un proceso judicial en Argentina contra el Franquismo). La gente del PP, con Aguirre a la cabeza, no se conforma con perseguir y destruir a Garzón, sino que nos quieren negar la voz, nos quiere negar nuestro derecho a manifestarnos sobre este tema, y silenciar la memoria reciente de nuestro país.

La lideresa calificó el acto de apoyo a Garzón en la Complutense como un suceso antidemocrático, cuando ese acto es totalmente democrático porque está amparado por nuestra legislación, ya que tenemos Libertad de Asociación, Opinión y Manifestación. Además, la Universidad en toda Europa, señora Aguirre, es una institución autónoma del poder Político, sea del signo que sea, y lo es así para poder reflexionar, deliberar y discutir sin presiones de ningún tipo, aunque los gastos de la Complutense lo pague la Comunidad de Madrid, o los de mi Universidad lo haga la Junta de Andalucía. Si se le niega esta autonomía a la Universidad, estamos negando su razón de ser y su vocación de hacer avanzar el conocimiento y la civilización. Es evidente señora Aguirre, que no supo aprovechar en sus tiempos mozos su paso por la Universidad. Qué pena.

Ahora bien, lo que es antidemocrático, señores del PP, es querer encubrir los crímenes de la dictadura franquista y no luchar por los Derechos Humanos (de todos, para todos y universales) ya que contribuir a que se sepa la Verdad es construir Democracia. Lo que es antidemocrático, para más señas, es querer callar nuestras voces para que no sepamos qué pasó. Si creemos en las libertades, hay que empezar por reconocérselas a nuestros adversarios (Hitler reconocía la libertad de opinión, pero sólo a los que opinaban como él, igual que Franco). Y como creo en las libertades, señores del PP, defiendo con todo mi corazón y con todas las consecuencias, vuestro derecho a que digáis y expreséis lo que queráis, aunque sean fruto de la ignorancia o de la mala leche. Pero a cambio de vuestra libertad no queráis privarnos de la nuestra. Esa es la esencia del fascismo.

Alfonso Cortés González es profesor de la Universidad de Málaga

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