“Nunca la mentira puede ser la base del periodismo”
¿Ha calculado bien el riesgo que Vd. corre, don Emilio, declarando ante el Tribunal Supremo exactamente lo contrario de lo que venían afirmando desde hace muchos meses tanto el macizo de la raza mediática como los alegres tamborileros genoveses, a propósito del juez Baltasar Garzón?
Sabe Vd., sin duda alguna, don Emilio, cómo se las gastan determinados periodistas -por lo general, cavernarios- cuando la verdad rectifica sus teorías o, lo que es peor, perjudica sus intereses. Algunos de ellos -a modo de aviso a navegantes- comienzan antes o después campañas de descrédito personal y/o profesional. El periodismo de chantaje no es de ahora. Viene de muy lejos. Pero se sigue practicando también, y por desgracia, en la actualidad.
Un libro
Nos permitimos recomendarle a estos efectos, Sr. Botín, un libro, recién publicado por Ediciones B, escrito por Alfonso S. Palomares, veterano, prestigioso y muy apreciado colega nuestro. Se llama Los Laberintos del Espejo o Una precisa radiografía de la mentira como base del periodismo.
El banquero más poderoso
Nos ha proporcionado Vd. –el banquero más poderoso de España y uno de los más importantes de todo el orbe cristiano conocido- una enorme satisfacción gracias a cuanto ha dicho en el Supremo. Y se lo agradecemos con absoluta sinceridad.
Sus versiones
Nosotros, modestamente, hemos publicado en El Plural -en varias ocasiones- las versiones suyas o de la cúpula del Banco de Santander acerca de los cursos en Nueva York, dirigidos por Garzón. También hemos recogido de otras fuentes material suficiente como para negar la veracidad de las informaciones y comentarios de ciertos profesionales del embuste.
En absoluto verosímil
Francamente, no nos cabía en la cabeza que Garzón anduviera emulando a los jefes de la Gürtel y a los presuntos delincuentes vinculados al PP. Tampoco era en absoluto verosímil, para nosotros, que Vd., don Emilio, estuviera ejerciendo de compinche benefactor de Garzón.
De forma vil
Fue en la Universidad de Nueva York donde tuvieron lugar unas jornadas de carácter institucional, impecables y favorecedoras de la imagen de España por razones que parecen obvias y que sólo la venganza y la maldad se empeñan en retorcer de forma vil.
Escándalo
Fue esa Universidad la que, tras estallar el escándalo mediático y judicial, se encargó, por su parte, de desmentir a no pocos medios de la derechona y a jueces muy predispuestos –según se está viendo- a cargarse al magistrado Garzón. No olvidemos que hay tres frentes simultáneos abiertos contra el magistrado.
Tres querellas a la vez
¡Tres querellas a la vez! ¡Cuánta casualidad! 1.- Por intentar investigar los crímenes del franquismo. 2.- Para proyectar a la opinión pública que la lacra de la corrupción también afectaba al juez. Y 3.- Para deshacer su perfil justiciero y convertirlo en un sectario perseguidor de los populares, mediante escuchas telefónicas no autorizadas de forma adecuada.
Coraje y deber
En fin, don Emilio, le felicitamos por su coraje para restablecer la verdad de los hechos. Era su obligación como ciudadano y ha cumplido con su deber. El caso Garzón no es bueno ni para España, ni para los españoles ni para banqueros como Vd., que tiene sucursales en todo el mundo y posee bancos en el extranjero adquiridos antes y después de la crisis financiera.
Y una infamia
No es bueno, sobre todo, porque es una falsedad y una infamia. Antes o después, Sr. Botín, Garzón volverá a su profesión. Nunca la mentira puede ser la base del periodismo. Una cosa es un error y otra muy distinta, un horror.
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