3 de enero de 2011

POLITICA NACIONAL: CASCOS Y SU REENTRADA EN LA POLÍTICA

Cascos o la caída del último farsante

Había amenazado en el más puro estilo dóberman que le caracteriza: o me dais lo que pido o la armo. La ha armado pero de modo fútil. Ya le conocen. Porque a Álvarez Cascos nunca le importó nada el PP, ni España; sólo se ha importado a sí mismo. Es la triste historia de uno de los dirigentes más autoritarios, más fachas, más obscenos (políticamente) de los muchos que he conocido a lo largo de mi vida periodística. Y soy caritativo dadas las entrañables fechas que nos circundan.

Ya no da miedo a nadie. Porque al final se impuso la cordura y el parecer de María Dolores de Cospedal en el llamado caso Cascos. Este antiguo general secretario de la derecha, el más formidable autoritario que ha pasado por la Secretaria General, acaba de probar la medicina que él mismo había hecho tragar a otros durante sus diez años en el mando del Partido Popular.

Autoritarismo
Conocí a Alvarez Cascos bastante bien durante su larga etapa de oposición. Sus formas intratables, fascistoides en grado sumo, su autoritarismo y su prepotencia sirvieron a José María Aznar para construir un partido a su imagen e interés. Pero jamás pude sospechar algunos de sus comportamientos cuando estuvo en el Gobierno en los primeros años como vicepresidente político y posteriormente en el Ministerio de Fomento.

Múltiples sospechas
No hablo de dinero, aunque podría. Dicen los jueces que hay que tener pruebas. Y desde luego FAC es un tipo odioso para muchos pero no tonto. Lo que hay son múltiples sospechas y algunas realidades. Sus relaciones con algunos de los más significados capos de la Gürtel están ahí, en cualquier caso. Irrefutables. Y obvio hoy sus conexiones con los Díaz Ferrán y compañía.

La política como bazar
Cascos tiene neuronas de sheriff que bordean el sistema. Ahora, no sé si porque los negocios le van mal o porque tiene mono de ordeno y mando, quiere –imitando a su maestro Fraga- volver en su vejez a mandar en su tierra, seguramente para que su tercera mujer, María Porto, crea que todavía es alguien. Se le han levantado, con toda razón, todos los muertos que dejó en la tumba de su ambición y su autoritarismo y le han dejado a la intemperie. Su recurso al antiguo jefe y a la lideresa madrileña no le han servido de nada. Ahora comprenderá que el tiempo no pasa en balde. El aznarismo empieza a ser enterrado. Cascos siempre entendió esto de la política como un bazar: te cambio esto a cambio de lo otro; te apoyo hoy para que me ayudes mañana.

Y habrá comprobado también que el gallego de Pontevedra ya no está por la labor. ¡O témpora! ¡O mores!

El pasado
A medida que pasa el tiempo el aznarismo se diluye como un azucarillo. El día que Rajoy duerma en Moncloa se habrá terminado por completo. Los siete años de Zapatero les ha servido para mover la patita en el PP pero con Mariano en el palacio de la Moncloa ese juego se habrá acabado. El detritus del aznarismo se ha refugiado donde ha podido, especialmente en la Comunidad de Madrid. Nunca entenderá la generosidad de Aguirre a tal respecto e intentará pillar cacho si el PP retorna al poder político. Pero son el pasado. Su amenaza de crear un partido en Asturias para hacer la puñeta al PP es de aurora boreal. Nadie le cree ya. No tiene fuerza, ni razón, ni poder. Sólo ira y resentimiento. ¡A quien hierro mata, a hierro muere, Cascos!

Una miaja de marianismo
Pero esta decisión de dejar en la cuneta a Alvarez Cascos refleja también –se pongan como quieran los que quieran- un poco de la personalidad (complicada y mucho más larga de lo que estiman algunos) de Mariano Rajoy. Ha resistido la presión, se ha quitado de en medio, ha dejado pudrir el tema y al final ha hecho lo que le ha convenido. Esto es, optar por una candidata apoyada por el partido en Asturias, imagen nueva y de acuerdo con los intereses partidarios y hasta personales. El resto son cuentos chinos. Lo que sí sorprende en la actitud de algunos políticos españoles es que desconozcan la vieja máxima que dejó esculpida el inveterado maestro Claudio Sánchez Albornoz: ¡El tiempo todo lo puede! Amén.


Leer también:
Cascos, el último cadáver político de Rajoy (por el momento)
Vidal-Quadras salda deudas pendientes con Álvarez-Cascos
El vicepresidente segundo del Parlamento asturiano, el primero en dar el paso al frente en apoyo a Cascos

No hay comentarios: