Todos tenemos conocimiento de quién es el “correveydile” de nuestro alcalde; por saber, lo saben incluso esos papeles y bolsas de frutos secos que se resisten a nuestro empeño cuando intentamos barrerlos.
¿Temerá por su futuro? Tal vez no. Seguramente ya tiene su estrategia diseñada….¡seré eternamente el “correveydile” de cada nuevo señor que asiente sus posaderas en la codiciada poltrona municipal.
En todos los ámbitos de la vida, el chivato de turno siempre ha estado mal mirado. ¿Será el momento de que cambie su actitud? Ya veremos.
10 de marzo de 2007
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