20 de febrero de 2010

POLÍTICA NACIONAL: COSPEDAL (sin DE)

Los ciudadanos contra Cospedal (Autora: Coral Bravo)

El pasado día 17 Cospedal estaba citada en los Juzgados de Primera Instancia de Madrid para presentar las pruebas o, en su caso, retractarse públicamente de las infames acusaciones que vertió el verano pasado contra el Gobierno, cuestionando el funcionamiento del Estado de Derecho. Este requerimiento judicial ha sido fruto de una demanda civil interpuesta por una plataforma ciudadana. Desde una urbanización de superlujo marbellí, Cospedal había afirmado en agosto a la Agencia Efe, sin un atisbo de pudor, que el Gobierno llevaba a cabo escuchas ilegales y que utilizaba a las instituciones para acabar con el PP, en lugar de perseguir a ETA.

Ante este disparate me pregunto ¿no será al revés?, porque en cierto tipo de personalidades (especifico: personalidades de tipo narcisista y ególatra, personalidades intolerantes y de ambición desmedida) suele ser frecuente la distorsión de la realidad proyectando en el otro los vicios propios. Y no me refiero en concreto a Cospedal, sino a un sector muy visible del partido de la oposición. Porque está a la vista de todos que, desde hace tiempo, el PP es capaz de cualquier cosa.

Utilizar las instituciones para acabar con algo o alguien no es, precisamente, algo ajeno a la derecha. Con artimañas políticas consiguió poner en la presidencia del CGPJ a un ultracatólico que juró lealtad a un dictador; el Tribunal Supremo no es, por otro lado, un ejemplo de equidad ideológica. Y las nefastas consecuencias de la parcialidad judicial están a la vista de todos en actuaciones como la impunidad en los casos de corrupción política del PP (Gürtel y Cía), y en la vergonzosa persecución a Garzón por osar proponerse investigar los crímenes cometidos por la dictadura franquista. En ambos casos la ausencia de respeto a los preceptos democráticos es obvia.

Sorprende, en cualquier caso, que el Gobierno y las instituciones correspondientes no hagan funcionar los resortes pertinentes que pongan freno a tanta temeridad desmedida; temeridad que no es ninguna menudencia, sino algo muy grave que hiere seriamente la salud de nuestra democracia. Y sorprende que la única vía de denuncia de las acometidas de esta derecha inmoral provenga únicamente de la iniciativa ciudadana.

Esta derecha está empobreciendo la democracia española hasta límites intolerables. La iniciativa de la plataforma ciudadana contra las injurias de Cospedal es un ejemplo que muestra la necesidad imperante de que los ciudadanos ejerzamos nuestros derechos, exijamos la decencia democrática a los políticos que nos representan, nos movilicemos en defensa del Estado de derecho que casi todos deseamos, y no permitamos que arribistas indecentes de dudosas convicciones ideológicas copen el espacio político y judicial que deberían ocupar, independientemente de su militancia política, demócratas convencidos con voluntad de servicio público.

El resto, los que ignoran el bien común en pos de sus intereses, los que parecen querer recuperar el siniestro y febril pasado, que permanezcan en esa su España obsoleta, retrógrada e inmoral. Esa España que no es la verdadera, que los demócratas no sentimos como nuestra, y como volvería a decir el gran Antonio Machado, esa España “de cerrado y sacristía, esa España que ora y embiste, esa España de charanga y pandereta”.

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