Varela olvida sus "autoprecedentes" al no archivar la querella contra Garzón
La investigación abierta en 2007 contra el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, por el fraude fiscal en las cesiones de crédito de la entidad financiera quedó archivada tal y como había pedido la Fiscalía al no estar personada ninguna acusación particular, sino sólo la acusación popular. El Tribunal Supremo, del que ya formaba parte el magistrado Luciano Varela, que ahora va a sentar en el banquillo a Baltasar Garzón, dictó así una doctrina sin precedentes, la doctrina Botín, que pedía el sobreseimiento de las causas denunciadas por la acusación popular en las que el fiscal no encontraba motivos para seguir adelante. Un año después, el Supremo matizó esta doctrina en el llamado caso Atutxa, y Varela emitió un voto particular en el que exponía su discrepancia con que se fuera a abrir juicio oral contra el dirigente vasco con la oposición de la Fiscalía. Sin embargo, el propio Varela va a romper esa doctrina al abrir el juicio oral contra Garzón, pese a la oposición del fiscal y sólo con el apoyo de la acusación popular.
¿"Quién tomará asiento en el estrado de la acusación” cuando comience el juicio oral contra Baltasar Garzón por su investigación sobre los crímenes de la guerra civil y del franquismo? Es la pregunta que se hace Ernesto Ekaizer en Público, y no tiene fácil respuesta: no lo hará la acusación particular, porque no la hay, y tampoco la Fiscalía del Tribunal Supremo, que ha pedido en reiteradas ocasiones que se archive la querella. Sólo queda la acusación popular, formada por La Falange y Manos Limpias. Pero contar con el único criterio de la acusación popular para abrir un juicio oral va contra la doctrina marcada por el Supremo, y también contra la opinión que hasta ahora había manifestado el propio Luciano Varela, el juez que instruye el caso.
La doctrina Botín
El 17 de diciembre de 2007 el Tribunal Supremo sentó una nueva doctrina en torno al llamado caso Botín: el alto tribunal exponía que si la Fiscalía había pedido el archivo de una causa en la que sólo se había personado una acusación popular (sin que existan acusadores particulares, directamente perjudicados por el caso), esa acusación popular no era suficiente para abrir un juicio oral. Luciano Varela votó a favor de esta postura, con la mayoría de la sala.
El voto discrepante en el caso Atutxa
Sólo unos meses después, en una sentencia fechada el 8 de abril de 2008, el Supremo matizaba esta postura en el caso Atutxa: aunque la Fiscalía había pedido el archivo, el alto tribunal abrió el juicio oral considerando que no era posible que actuara la acusación particular porque el delito carecía de un perjudicado concreto. Varela formaba parte también entonces del Supremo, pero no estuvo de acuerdo con esta matización, y emitió un voto particular en el que dejaba claro que, al no haber acusación particular, debía archivarse la causa tal y como pedía el fiscal.
La importancia de los "autoprecedentes"
Varela lamentaba en su voto particular la “variación de criterio” del Supremo “respecto a la doctrina precedente” del caso Botín y apuntaba que aceptar la “apertura del juicio oral a la sola instancia de la acusación popular” suponía una “quiebra del derecho a la igualdad de trato de los aquí juzgados [Atuxa y los ex miembros de la Mesa de la Cámara Vasca] en relación con quien lo fue en el precedente”. Además, insistía en que el “principio de universalización” de las doctrinas creadas por el Supremo “constituye el fundamento de la técnica del precedente como fórmula de justificación de las decisiones jurídicas en general y de las resoluciones jurisdiccionales en concreto”. Y agregaba: “Más, si cabe, cuando se trata de autoprecedentes”.
¿Y los "autoprecendentes" en el caso Garzón?
Pero ahora es el propio Varela el que ha olvidado su “autoprecedente”, manifestado en la doctrina Botín y en su postura en el caso Atuxa: aunque en la querella contra Garzón por las investigaciones de los crímenes franquistas no se ha personado ninguna acusación particular, y el fiscal se ha opuesto a la apertura del juicio, Varela ha decidido seguir adelante con el proceso, olvidándose de la doctrina que él mismo apoyó en dos ocasiones, la segunda de ellas emitiendo incluso un voto particular en contra del criterio mayoritario de la sala.
Incoherencias
Lo coherente, sin duda, de acuerdo con lo que ha manifestado en su paso por el Supremo, sería que Varela se acogiese a su propio “autoprecedente” para denegar la apertura del juicio oral y ordenar el sobreseimiento de la causa contra Garzón, tal y como apoyó en los casos de Botín y Atutxa.
¿Qué hará Marchena?
Cabe preguntarse ahora si el magistrado Manuel Marchena, que instruye otra querella contra Garzón (la relativa a los supuestos cobros del Santander durante su estancia en Nueva York) hará como Varela y se saltará la pauta de actuación que ha mostrado hasta ahora . Y es que este magistrado también emitió un voto particular discrepante en el caso Atutxa en el que, como Varela, defendía que debía archivarse la causa como pedía el fiscal. El ministerio público también ha pedido el archivo de la querella de los cobros de Nueva York. Habrá que esperar aún para ver la reacción de Marchena.
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