23 de abril de 2010

POLÍTICA NACIONAL: OPINIÓN DE MAGISTRADA

"Soy discrepante, pero no por ello prevaricadora"

La magistrada de la Audiencia Nacional Clara Bayarri, que, junto con sus colegas Ricardo de Prada y Ramón Sáez, emitió un voto discrepante en el que se mostraba partidaria de la competencia de Baltasar Garzón para investigar los crímenes del franquismo, defendió que una diferente interpretación de la ley de la que hace la mayoría no indica ni un desconocimiento ni que se esté prevaricando. Según explicó en un artículo publicado en El País, la discrepancia entre jueces está absolutamente dentro de la normalidad, e incluso está regulada, por lo que no se entienden las acusaciones de prevaricación contra Garzón por haber hecho una interpretación diferente de la ley.

“En derecho, la discrepancia es algo normal y, hasta diría que útil, saludable y necesario”, apuntó la magistrada, que insistió en que la diferencia de criterios es algo tan habitual “que los tribunales colegiados se han constituido por ley siempre en número impar para que, previendo las seguras discrepancias, nunca puede producirse un empate que paralice la adopción de resoluciones”. Para mostrar esa discrepancia existe “la figura del 'voto particular'”, que está “detallada y expresamente regulada” como un derecho de los magistrados.

El voto particular
“En uso de ese derecho, formulamos, otros compañeros y yo, un voto particular” en la sentencia de la Audiencia Nacional que declaraba a Garzón incompetente para continuar adelante con la investigación de los crímenes de la dictadura, apuntó la magistrada. Según subraya en su artículo, tenían “la firme convicción de que la Audiencia Nacional es la competente para la investigación de los delitos de lesa humanidad y genocidio que la sistemática y masiva eliminación de adversarios políticos que se verificó en nuestro país tras la Guerra Civil constituye”.

Discrepante, pero no prevaricadora
“Soy, sí, una discrepante. No estimo por ello que mis compañeros de tribunal sean unos ignorantes o unos prevaricadores: sencillamente, interpretan la ley de modo diferente al mío. Soy una discrepante, sí, pero no por ello soy una grosera ignorante de la legalidad ni una prevaricadora”, precisa en su texto, en el que insiste: “No soy una enemigo a abatir. Ni tan siquiera un adversario. Soy una discrepante. Nada más. Nada menos. Soy una discrepante, sí. Y a mucha honra”.

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