POLÍTICA NACIONAL: LA ESPANTÁ DE MARIANO

Mariano, el desaparecido

Las Cortes Generales, el Congreso de Los Diputados y el Senado, son la representación de la soberanía popular de todos los españoles. Los parlamentarios tienen un trabajo por el que además cobran un salario. El trabajo parlamentario es complejo y sus responsabilidades heterogéneas. Hay comisiones parlamentarias, ponencias, delegaciones al exterior para actos de representación. Elaboración de leyes, control del Gobierno, posibilidades de reprobación de un ministro o realizar una moción de censura. Los diputados gozan de una gran flexibilidad para cumplir sus tareas en la forma que mejor entiendan ellos y los grupos parlamentarios a los que pertenecen. Sin embargo, y sin descargo de lo anterior, hay algunos actos que por su importancia, trascendencia e imagen obligan más. Y no es la misma responsabilidad, en el ejercicio de sus labores parlamentarias, la que tiene el presidente de Gobierno o el líder de la oposición que un diputado de cualquier grupo.

Dicho todo esto para calificar de irresponsable e irrespetuoso con la institución la ausencia absoluta de Mariano Rajoy durante toda la jornada de ayer del debate sobre el Estado de la Nación en la que siguieron interviniendo los representantes de los grupos parlamentarios replicados por el presidente de Gobierno.

Las excusas son casi peor que la ausencia misma: dice Soraya Sáez de Santamaría que dada la poca importancia de la intervención del presidente de Gobierno, el líder de su partido había decidido quedarse en su despacho. González Pons ha faltado a la verdad al decir que ningún año anterior Mariano Rajoy había asistido a la segunda jornada del debate. Nunca, hasta ahora, se había producido esta circunstancia.

El premio gordo se lo lleva el portavoz del PP, Carlos Floriano, al decir que Mariano Rajoy no había querido perder el tiempo en el Congreso y que estaba en su despacho “preparando” la alternativa del PP. Además, ha afirmado que no promueven la moción de confianza “porque es mucho mejor que hablen los ciudadanos que los políticos….”

Si la imagen pública y la aceptación de la gestión de Mariano Rajoy no está “para tirar cohetes” en afirmaciones del presidente del Gobierno, después de esta espantada no parece ni que pueda recoger las cenizas.