29 de septiembre de 2010

POLÍTICA NACIONAL: RAJOY Y LA HUELGA

Rajoy no debe llegar a la Moncloa a lomos de la huelga general

La derechona, que hace meses abroncaba a los sindicatos porque no le montaban una huelga general al Gobierno Zapatero, a cuenta de los cuatro millones largos de parados, ahora se ha subido a la parra de su demagogia congénita y ha declarado la guerra a los sindicalistas. Se trata de una campaña furibunda, de desprestigio en toda regla. Esperanza Aguirre se sacó de su manga thatcheriana el fantasma de los liberados, gentes que viven como Dios sin dar golpe ni palo al agua y cobran del erario público e incluso del dinero privado. Aguirre es una maravillosa agitadora, como ha vuelto a demostrar recientemente.

En el diario La Gaceta del tándem Dávila/Ariza, o viceversa, se lo han pasado pipa narrando el viaje en crucero de Toxo, el líder de CCOO, con su señora. Una semanita en el mar Báltico le proporcionó a Dávila dos o tres portadas de amarillismo intenso. Y luego le tocó asimismo otra ráfaga de amarillismo dedicada a Cándido Méndez por sus suculentas comilonas, Dávila dixit, en algún que otro restaurante de lujo, colindante casi con el cuartel general de Intereconomía, en la Castellana, con un busto del Santo Padre Juan Pablo II a la vista.

Como si fueran parásitos
La oleada de todo género de vituperios, dirigidos a los Sindicatos, cual si sus militantes y dirigentes fueran parásitos, se ha expandido por doquier. Los admiradores del Tea Party y de esta derecha hispana más que extrema, que añora el llamado sindicato vertical, el del camarada Girón de Velasco y el del sempiterno Pepe Solís, conocido como la sonrisa del Régimen. Entonces no cabían las críticas y en los quioscos vendían el diario Pueblo, el de Emilio Romero, financiado por el Santísimo Movimiento Nacional y compañía. A causa de tales críticas, podías acabar en la cárcel, tras ser juzgado por el Tribunal de Orden Público.

Ferrán no necesita palos
Pero lo más escabroso, provocador y vomitivo ha corrido a cuenta del ilustre presidente de la CEOE, don Gerardo Díaz Ferrán. Lleva varios días el jefe de los empresarios dejando títeres sindicalistas sin cabeza. Describe a los huelguistas como aquellos “que van con palos por la calle”. Este hombre parece un depredador convulsivo, si alguien tiene la paciencia de repasar todas sus hazañas bélicas para despedir a sus trabajadores y trabajadoras. Él no necesita para quitarse empleados de encima ni ir con palos por la calle ni romper lunas, ni poner silicona en las cerraduras. Pues este adalid de los derechos de los empresarios se ha dedicado, con singular saña, a atizar el fuego contra los sindicatos. Con Pepe Solís, gran falangista, gentes como Díaz Ferrán y muchos otros fans del PP, vivían mejor. ¡Que vergüenza para millares y millares de empresarios honestos, emprendedores y creadores de puestos de trabajo tener a un tipo así en la cúpula de la CEOE!

Sí a los sindicatos, no a esta huelga
Se puede estar a favor o no de esta huelga general. Nosotros creemos que no es el momento más adecuado precisamente para una movilización contra el Gobierno. Hay poco que ganar y mucho que perder. La derecha ataca con una mano a los sindicatos y con la otra reza para que la huelga sea un éxito y de este modo precipitar la caída del Gobierno Zapatero. Somos millones de ciudadanos que no queremos que nos gobiernen los herederos sociológicos y en parte políticos de los sindicatos verticales. Y por eso haremos todo lo posible en democracia para que Rajoy no llegue a la Moncloa a lomos de la huelga general. Por lo demás, hemos defendido y seguiremos haciéndolo a los sindicatos de clase. Sin ellos y sin la izquierda política, nunca se habría llegado al Estado del Bienestar. Que tiene algunas grietas y desde luego debe restaurarse. Por lo demás, un saludo a los sindicalistas, a los que respetamos, y a cuantos acudan a la manifestación. Es legítima y es democrática.

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