25 de abril de 2008

A REVOLUÇÂO DOS CRAVOS

¡Grândola, Vila Morena un clavel José Alfonso y un pueblo!

¿Fue la "Revolución de los claveles" un mero intento de modelar la sociedad de acuerdo a "utopías irresponsables"? Por pensar así, por pensar que sí, la derecha continúa todavía hoy mostrándose incapaz de entender lo que pasó. La vieja derecha miraba hacia las universidades prerrevolucionarias y sólo veía en ellas una horda de barbudos, socavando la paz social con el Manifiesto comunista debajo del brazo.
En los sillones del poder están hoy muchos de los antiguos imberbes y barbudos, que adaptaron esa versión a sus pequeños cultos de personalidad y a sus narcisistas biografías oficiales: en aquellos verdes años -se vanaglorian ahora- fueron ellos quienes derrumbaron a la dictadura, porque tenían una amplia y generosa visión del futuro. Quien alguna vez arengó alguna de las tumultuosas asambleas de estudiantes que se llevaban a cabo en los colegios y facultades, piensa que eso lo autoriza para dar lecciones a todos los movimientos sociales de hoy, con el argumento de autoridad de haber "hecho" una revolución.
Sin embargo, la revolución no fue nada de esto. Sólo quien se considere a sí mismo el ombligo del mundo podría pensar que una revolución nació de programas grandiosos y de cabezas iluminadas. Ella nació de múltiples saturaciones en la cotidianidad de las masas. Nació antes que nada del hartazgo supremo de hacer la guerra. Nació de la resistencia pasiva, incluso de jóvenes analfabetos, que nunca habían visto Lisboa y no vivían con las ansias de embarcar para el hemisferio sur.
Besotes

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