3 de abril de 2011

BIENVENIDO, RAJOY, BIENVENIDO

Por fin. El hombre más íntegro en la historia de este país, un amante de la verdad que algunos quieren oír, sin importar si es la verdad o la que se ajusta a sus intereses, nos hace el enorme favor de estar decidido a llevar el timón del barco.

El individuo que se hará con el poder gracias 'a la dedocracia de Aznar', que calló la justa resolución 1973 de la ONU que nos hizo cooperar en Libia. El presunto crédulo que confirmó que la crisis fue siempre culpa de Zapatero, cuando sabía de sobra que la habían provocado las políticas europea y americanas afines a la suya, nos espera.

El jeta que pone velas a Dios y al diablo (para que la crisis y el paro hispanos crezcan, poned vosotros el orden), ese a quien las grandes fortunas de este país tanto desean, debido a los pingües beneficios que gracias a él obtendrán con las privatizaciones, nos aguarda.

El desgraciado que no tiene pudor en llamarse a si mismo ahora amigo de los trabajadores y pensionistas, a pesar de que llevará a la miseria a millones de españoles. A pesar de que las grandes empresas y los grandes banqueros de este país obtendrán aún mayores beneficios que durante la gestión de su antecesor. A pesar de que desde los tiempos de Franco en España no habrá habido tantas diferencias entre ricos y pobres, nos espera.

El demagogo que nos impondrá unos ministros como los de la época de Aznar. A una ministra como “la bien pagá” (Cospedal), quizás hasta de Sanidad, que cree fervientemente en la duplicidad de sueldos o más. A una ministra de “religiosidad” con la que multiplicar el número de mujeres victimas de la inferioridad (de género), nos acecha.

El tipo que asegurará que bajo su gobierno el pleno empleo volverá y que llevará a España a niveles históricos de prosperidad. El que, como Tomas, culpará de la crisis cuantas veces fuera necesario a su antecesor en la gobernabilidad. El que hablará de prosperidad cuando la crisis nos asfixiará, nos espera.

Ve con Aznar, Rajoy. O, puesto que se te supone creyente, vete con Dios. Quizás sea una expresión mucho más adecuada, debido a la desastrosa situación en la que nos dejarás este país. Gracias a mis impuestos disfrutarás de un sueldo vitalicio, que por supuesto querrás aún aumentar a pesar de las mucha diferencia con los ciudadanos que te lo censurarán. Vete, dedícate a escuchar a tu pareja en esos viajes con que, nunca mejor dicho, te premiarán. Disfruta de la pasta que te darán en el consejo de administración de alguna gran empresa o banco al que durante tus años de gobierno habrás conseguido camelar.

Y, sobre todo, déjanos pronto a los españoles en paz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Particularmente, no espero que Rajoy sea un gran presidente, en el caso de que algun dia llegue a serlo. Y quizas algunos (no todos) de esos supuestos que indicas se cumplan.

Pero tanto a el como al futuro candidato del PSOE les aplico el beneficio de la duda. Algo que no puede hacerse con Zapatero, a quien le definen sus hechos y actitudes, algunos de los cuales estan recogidos en la entrada anterior.

Quizas algunos de mis calificativos no sean del todo correctos, lo admito. Puede que sean fruto de un calenton, del hartazgo de estar tanto tiempo viviendo al borde del abismo, de ver como algunos conocidos lo estan pasando muy mal o incluso han tenido que emigrar ante su absoluta falta de expectativas.

Me encantaria poder rectificar mi entrada anterior. Lo hare sin ningun problema si, por ejemplo, Zapatero piensa mas en el pais que en su partido y dimite ante su probada incapacidad de gestionar la crisis. Si retira las tropas españolas de la guerra de Afganistan. Si se ajusta a la resolucion de la ONU sobre Libia y no intenta junto a sus aliados echar a Gadafi del poder, como ha reconocido nuestra ministra de Asuntos Exteriores. Si reconoce que oculto la gravedad de la crisis economica con fines electoralistas...y que a nadie le quepan dudas de que si el responsable de todo lo mencionado fuera Rajoy y no Zapatero, pensaria exactamente lo mismo. Y lo escribiria tambien, si algun medio como este me diera la oportunidad de hacerlo.