SOBRE EL PODER

Como soy nuevo en estos asuntos de opinión sobre uno de los artes más antiguos, la política, quisiera hacer una breve reseña de lo que ya se han escrito verdaderos ríos de tinta en este blog: el poder, el poder de nuestros políticos.

Mucho han evolucionado nuestros políticos valentinos a lo largo de la historia de esta villa. Desde aquellos caciques de finales del siglo XIX, apoyados y sustentados en un sistema de poder cuanto menos democrático y por una clase heredera de los "hijodalgos" medievales, cuyos últimos coletazos para permanecer en el poder estaban llegando a su fin; a estos políticos nuestros que hablan directamente con "el pueblo llano" a traves de cualquier medio, como este blog.

En este punto, agradezco de todo corazón a nuestra concejala de festejos esta oportunidad que nos brinda de participar en el dialogo político de Valencia.

Pero, fuera de homenajes, hay que reconocer que, aunque por supuesto se ha evolucionado mucho, el poder no es, ni mucho menos, la Utopía de Tomas Moro, o si no, recordemos al antiguo alcalde.

Ahora que se me brinda la oportunidad de expresarme, he de referirme a este personaje.

El señor Acuña, como los maquinadores de las dictaduras occidenatales del siglo XX, una vez en el poder su principal objetivo se centró en mantenerse en él. Despues de besuquear a nuestros ancianos y de lanzar rosas socialistas en la Plaza, el señor Acuña ganó las elecciones. Cuatro años en el poder para saciar su apetito. Con el legado del señor Iniesta, se dispuso a relizar grandes obras, pero, no vivimos de las herencias sino de sus forjas. Y vino el incendio, y entró en el juego del sádico poder la dama de hierro, la Condoleeza Rice valentina. Se formaron los corrillos entre los poderosos y se apartó a concejales.

La crispación, la intolerancia y la mala gestión se adueñaron del espíritu del señor Acuña, cuyo aparato de espionaje daba envidia al mismísimo Mosad. La maquinaria de permanencia en el poder se activó cuando se divisaban, allá a lo lejos, las elecciones, y resultó eficaz.

Esta crispación y las batallas internas dentro del PSOE a consecuencia del autoritarismo del César Acuña dieron como resultado AIVA. En ese momento lleguamos a ver, algunos, una pequeña luz de esperanza en el futuro, pues la democracia funcionaba de verdad. Los deseos de cientos de ciudadanos por un cambio se vieron reflejados en la creación de un nuevo partido, de aires renovadores. El clima de restauración llegaba a su punto álgido.

El César, despues de las maquinaciones opourtunas de nuestros poderosos, fue derrocado.
El nuevo partido, de ideología izquierdista se alió con lo que, para muchos, es "el lado oscuro".

Así, derechas e izquierdas conviven en nuestro poder, mientras que los resquicios de lo que antaño fue el poderoso Iperium se desvanecen en los medios de información locales, cayendo en oídos sordos.

Llegados a este punto del asunto, me pregunto: ¿y qué más da la ideología de cada uno? ¿tiene tanta inportancia este poder al que todos quieren llegar?

No creo que los dririgentes de AIVA vayan a solucionar los problemas del proletariado local ni ampliar los derechos de los trabajadores, como buenos priipios socialistas.

Tampoco creo que se puedan hacer grandes cosas desde este poder. El Ayuntamiento no va a crear empleo, como dicen todos los programas alectorales; no creo que pueda instaurar un modelo sostenible en nuestra localidad ni establecer un hospital comarcal.
Entonces, ¿porqué esa lucha?

Por una sencilla razón, aparte de las ambiciones de cada uno. Aunque nuestros políticos locales no sean los que puedan llevar a cabo grandes proyectos, su deseos de realizarlos se convierten en pequeñas acciones que, a la larga, el pueblo nota. Y es en estas pequeñas acciones donde se deja la diferencia con los gobiernos anteriores y donde se marca el futuro cercano de nuestro pueblo.

Por eso, digo que nuestros políticos han evolucionado mucho, desde los caciques provincianos hasta los que hoy hablan al llano pueblo en este blog.

Ahora, sólo nos queda esperar que las situaciones maquiavélicas de antaño no se vuelvan a repetir.

Saludos.